domingo, 1 de abril de 2018

NEBULOSA


Recuerdo una cena agradable y la copa de despedida en un local de moda, después, la nada. Solo existe el vacío y la oscuridad más absoluta hasta que despierto en esta habitación desconocida. Tú, manoseando mi desnudez y tu agrio aliento sobre mi boca. Lucho por librarme del peso de tu cuerpo. Presa de tus brazos me impides escapar. Pataleo y te pillo desprevenido, pierdes el equilibrio a la primera patada, con las siguientes logro alcanzarte de pleno en el cuello y sales despedido liberándome de ti. 

Me incorporo de un salto, preparándome para defenderme de tu próximo ataque, pero permaneces boca arriba sobre la moqueta, inerte, en medio de un charco de sangre. Me acerco con precaución y compruebo que no respiras. 

Recupero mi ropa, tirada junto a la cama. Temblando, me visto con torpeza. Tras llamar a emergencias, espero la llegada de la policía. 

Jamás imaginé que aquellos zapatos caros, con tacón de aguja, serían los que me salvaran la vida.


Imagen: Ole Marius Jorgensen.

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