miércoles, 23 de enero de 2019

AMOR DE VERANO



Destellaba el sol sobre su piel, perlada de gotas de mar, mientras se secaba tumbada en su toalla multicolor tras refrescarse entre las olas. 

De pronto, abrió los ojos. Notó que algo impedía su bronceado. Una silueta, a contra luz, cubrió su cuerpo de sombra para llamar su atención. Molesta, se incorporó para protestar por ello. Intentó evitar el deslumbramiento colocando la mano a la altura de los ojos y elevó su mirada hacia él. 

En sus quince años de vida, jamás había conocido a alguien tan guapo. La miraba seductor con sus ojos esmeralda mientras sus níveos dientes la hipnotizaban desde su sonrisa. Desconcertada, miró a un lado y a otro, pensando que esa mirada no era para ella, pero se equivocaba. A su alrededor, todas las toallas se encontraban vacías. 

Él se sentó a su lado y le preguntó: 

—¿Nos hemos visto antes? Creo que te conozco. ¿Cómo te llamas? 

—María, pero creo que te equivocas. No nos hemos visto nunca. 

—Ahora ya nos conocemos. Mi nombre es Daniel y tengo 17 años. ¿Y tú? 

—Tengo 15 años, recién cumplidos —le dijo mientras se cubrían de rubor sus mejillas. 

Desde aquel momento, fueron inseparables durante todo el verano. Era tan hermoso que parecía un sueño. Se enamoraron desde el primer minuto. Para María, él era su primer amor. Para Daniel, ella era la primera a la que amaba así. 

Disfrutaron de hermosos paseos por la playa cogidos de la mano, para luego, abrazados muy juntos, ver arder el cielo en sus ojos cada atardecer. 

Pero llegó el momento que más temían. El final del verano les obligaba a separarse. Cada uno volvería a su ciudad de origen y la distancia sería insalvable para los dos. 

Decidieron prolongar su despedida hasta bien entrada la noche. Pidieron deseos a las estrellas fugaces y se comieron a besos bajo la luz de la luna. 

Se devoraban con la mirada. Entonces, Daniel se atrevió a pasar a las caricias. Su excitación fue in crescendo y ya no quiso parar. Dejó de escuchar el “no”, con el que ella lo rechazaba, desde que le tapó la boca con su mano. Sujetó su frágil cuerpo debajo del suyo. Cuando se sació de ella, avergonzado por su conducta, la abandonó desnuda sobre la arena y huyó como un cobarde sin mirar atrás. Supo que había hecho algo terrible y que María nunca se lo perdonaría. Jamás la volvería a ver. 

Por si Daniel vuelve, ella regresa cada noche de verano a aquella playa. Lo espera sentada sobre la arena ocultando su dolor y sus sueños convertidos en cenizas en su alma rota. 

Habría podido calmar su sed de venganza si aquel día no hubiese perdido la vida.



(Relato seleccionado en el I Concurso de Relato Corto «Sueños de Verano» convocado y publicado por la Editorial Libros y Literatura)













4 comentarios:

  1. Es muy bonito Pilar y triste a la vez, por ese terrible desenlace. Ese "NO" que algunos seres no entienden. Felicidades es muy didáctico.
    Besicos muchos.

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    1. ¡Qué bien, Nani! Me alegro mucho de que te haya gustado. Espero que el mensaje que encierra llegue a mucha gente y sirva para algo.
      ¡Muchas gracias!
      Besos apretados.

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  2. Me has desconcertado varias veces, lo cual es positivo. Primero porque no me esperaba una historia de amor adolescente; segundo porque no me esperaba que él se comportase así; y tercero porque no imaginaba, ni por asomo, que ella estaba muerta ya. ¡Buenísimo! ¡Enhorabuena!

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    1. ¡Como me animan tus comentarios, Rebeca!
      ¡Muchísimas gracias por tu comentario.
      Besos apretados.

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