Cruje el miedo bajo sus pies. Su destino es aplastar vidas dejando a su paso huellas de desolación y silencio. Vagan por el bosque, bajo un manto de niebla y oscuridad, intentando ocultar su presencia. Aunque suelen ir por parejas, armadas con una azada y vestidas con sus ropajes fantasmales, temen que por el camino les sorprenda el alba y las muestre indefensas.
Desde que su jefa las ha dejado solas, y se ha tomado unas vacaciones intensivas para actuar en aguas del Mediterráneo, no se atreven a mirar a sus víctimas a los ojos mientras aquellas se mueren de risa.
Imagen: Michaela Knizova.
No hay comentarios:
Publicar un comentario