viernes, 18 de agosto de 2017

MINIMALISMO


Cierro los ojos para recordar qué nos pasó. En nuestra vida todo era blanco: nuestra ropa, los zapatos y hasta nuestro pequeño coche. Las paredes de la casa al igual que los muebles deslumbraban por su blancura, incluida nuestra habitación. La cocina siempre lucía impoluta, sin rastro de grasa, como si estuviera sin estrenar. 

Todo en nuestro hogar era minimalista, hasta nuestra vida. Parecíamos el triste anuncio en el catálogo de una revista de decoración. No existía nada que indicase que alguien lo habitaba, que le diera calor. Era frío e inhóspito. 

No pudimos sobrevivir ni nosotros ni el amor.


Foto: Tim Walker.

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