Cierro los ojos
abrazando tu ausencia 
e intento recordar 
el sabor de su boca. 
Nunca imaginé 
que dolerías tanto 
ni lo que me costaría 
arrancarte de mi ser. 
Ahora, no amanece 
aunque se duerma la luna 
ni florece la primavera 
en el invierno de mi piel. 
 

 
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