jueves, 16 de enero de 2020

HASTA EL AMANECER


Aquella noche le esperaba un auténtico suplicio. Solo le quedaba un cigarrillo, pero era demasiado tarde para comprar otra cajetilla. Pensó que la espera se le iba a hacer muy larga. Tendría que buscar otra forma de aplacar sus nervios.
Sabía que no podía abandonar su puesto ni perder la concentración. El mínimo descuido le podría llevar a cometer un error imperdonable. Revisó el interior de su bolsa por si encontraba algo que le ayudara a superarlo. No hubo suerte. Para tranquilizarse, intentó no pensar más en ello comprobando si no le faltaba nada, si contenía todo el material necesario para llevar a cabo su trabajo. Mentalmente repasó las precauciones que debía tomar y dio un nuevo vistazo a su alrededor, asegurándose de que estaba situado en el lugar adecuado.
Al amanecer, con el cuerpo destrozado por la tensión, miró a través del visor y apuntó directamente a la cabeza de su objetivo…



(Publicado en la web Microcuento.es)



Foto de Loudge en Unsplash



2 comentarios:

  1. El trabajo de un francotirador ha de ser paciente y constante, pero lo más difícil debe de ser el dilema moral que puede sentir tras la destrucción que provoca. Para no dudar en una situación así hay que tener mucha frialdad.
    Buen relato y bien contado, Pilar.
    Un abrazo

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    1. Eso es. Ha de ser una persona muy fría y calculadora para hacer semejante trabajo.
      Muchísimas gracias, Ángel.
      Besos muy apretados, amigo.

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