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viernes, 3 de febrero de 2023

INFINITOS

 

Un rayo sin ti

estremece la piel

en la claridad del alba.

Y se desnuda

el silencio de sol.

Y se quiebra

el suspiro en lágrimas.

 

Sopla la mar

sin tu aliento fugaz

en el eco de mi abismo.

Y se desangra

la herida en tu oleaje.

Y se ahogan

los gritos en tu inmensidad.

 

Si no somos luz.

 

Si no somos infinitos.



Poema presentado al Concurso de Poesía #PoemasdeDesamor de @zendalibros e @iberdrola






Fotografía de Alice Alinari.




domingo, 17 de julio de 2022

CONFIANZA CIEGA

 

Llegaste tarde a casa. Tu ropa olía a humo, alcohol y remordimiento. Estabas muy raro, pero confiaba en ti. Llevaba todo el día esperando tu regreso, por eso no me importó tu frialdad y mi recibimiento fue tan efusivo como siempre. Te regalé mi mirada más tierna y rocé tu mano. Tú la retiraste. Luego abriste la puerta de la calle y me invitaste a dar un paseo. Me volví loca de alegría, aunque algo no iba bien. Tu voz sonaba diferente y tenías la respiración agitada. Tus ojos inyectados de ira rehuyeron a los míos al salir de casa. Emprendimos aquel viaje en coche a ninguna parte, donde el tercer pasajero era el silencio. Tu indiferencia dolía tanto que ardían mis entrañas. Durante el trayecto, no hubo una palabra amable ni un gesto de cariño. Me preguntaba qué crimen cometí para merecer tu desprecio. Habíamos superado muchas dificultades juntos. Cuando mi amor incondicional te bastaba para olvidarlo todo.

Descubrí demasiado tarde que en esta ocasión no había vuelta atrás. Fui incapaz de reaccionar cuando, en medio de la oscuridad de aquella carretera solitaria, noté el frío del asfalto bajo mis patas mientras tus luces rojas se alejaban.



Segundo relato presentado al Concurso de relatos #HistoriasdeAnimales de zendalibros.com








miércoles, 13 de julio de 2022

LOS PÁJAROS

 

Si ellos sospechasen, los ignoraremos y permaneceremos atentos, vigilantes. Otearemos a nuestro alrededor. Comprobaremos si todos los hombres, obedientes, como un ejército, estarán acudiendo puntuales al lugar acordado. Entonces, ocuparemos nuestras posiciones. A medida que vayamos creciendo en número, también aumentará la tensión durante la espera. Ellos se moverán con sigilo ante nuestra actitud amenazante. Pero iniciaremos los ataques indiscriminados contra los alados y se desatará la locura. Las aves, desconcertadas, pasarán del recelo a huir en desbandada.

Para cuando comprendan la crueldad de nuestras intenciones y que lo que les espera fuera se asemeja demasiado a una película de suspense, el terror ya habrá cambiado de bando.



Relato presentado al Concurso de relatos #HistoriasdeAnimales de zendalibros.com







miércoles, 5 de enero de 2022

UNAS NAVIDADES GRIEGAS

 

A Ari le costó mucho cerrar los ojos. Era Nochebuena y estaba inquieto, pero le venció el cansancio y la cabeza se le llenó de sueños. Bajo sus párpados, dio rienda suelta a sus fantasías. Tenía la esperanza de que en Navidad se cumpliera alguno de sus deseos. Aun así, no pudo evitar soñar por encima de sus posibilidades. Le crecieron alas y pudo volar lejos de allí por un cielo azul. Se despertó temprano. No aguantaba en la cama ni un segundo más. Sin desayunar, salió en busca de sus amigos. Fueron acudiendo uno a uno. Cuando estuvieron todos, comenzó el recuento a los pies de un árbol. Uno, dos, tres… No faltaba ninguno. Habían logrado sobrevivir unas navidades más en los campamentos de refugiados de la isla de Lesbos.



Relato presentado al Concurso #cuentosdeNavidad de zendalibros.com








domingo, 28 de noviembre de 2021

SENRYU 98 FUIMOS OTOÑO

 



Photo by Todd Trapani on Unsplash


Poema presentado al Concurso de Poemas de Otoño #PoesíaenInstagram de @zendalibros e @iberdrola






miércoles, 21 de julio de 2021

PLEAMAR

 

Estoy viviendo un verano de ensueño. Si cierro los ojos, mi inmensidad huele a profundidades, a salitre y a nostalgia. La brisa marina espuma las olas blancas que mecen mi cuerpo con su vaivén. Una fina capa de arena y sal anida entre mis dedos mientras mi niñez construye castillos en el aire. Durante la calma chicha, mi adolescencia espera flotando sobre su tabla hasta que suspira de nuevo el viento y le da alas para alzar el vuelo. Tras recobrar el aliento, mi madurez sumerge su aleta de sirena en el horizonte infinito para recuperar su voz de mar. 

Cuando se adormece el atardecer, guardo la caracola y la imaginación bajo la almohada. Sé que esto no es el mar, pero se le parece.

 


Relato con el que participo en el Concurso #elveranodemivida de zendalibros.com








lunes, 24 de mayo de 2021

sábado, 22 de mayo de 2021

KINTSUGI

 





Poema presentado al Concurso de Poesía en Instagram #versosprimaverales de @Zendalibros






jueves, 15 de abril de 2021

HAY RINCONES PARA LEER...

 

"Hay rincones para leer que cobijan".


Presentada al III Concurso de fotografía en Instagram #paraísosdelibros de




Livraria Brertrand Chiado


lunes, 15 de febrero de 2021

domingo, 24 de enero de 2021

ENTRE LA BRUMA

 

Cursar aquel Bachillerato de letras en horario nocturno fue muy duro. Compaginarlo con el trabajo resultó ser agotador. A duras penas podía cumplir con las lecturas obligatorias. Pero afronté el COU con ganas, sabiendo que me abriría las puertas de la Universidad.

Necesitábamos preparar a conciencia las asignaturas si queríamos superar las pruebas de acceso. Por eso, todas las clases se convirtieron en una carrera contrarreloj, salvo la de «Lengua y Literatura».

Mercedes entró en el aula precedida por una leve brisa con aroma de mar. Cerró la puerta tras sus huellas de salitre y espuma. Se desplazó con suavidad por el entarimado y, sentándose en el borde de la mesa, nos miró con sus ojos aguamarina. Su voz era cálida y dulce mientras leía un poema y la luz de sus palabras nos guio hasta su orilla calma como un faro entre la bruma.

Durante sus clases, cerrábamos las ventanas y abríamos la imaginación. Nos enseñó a percibir el crujir de la madera en un olmo viejo. El aula se llenaba con el aleteo de oscuras golondrinas mientras descubríamos el amor en verso. Fuimos testigos de la pasión de Ana Ozores y luchamos contra gigantes disfrazados de molinos. Pusimos rumbo a ultramar en busca de Penélope entre cantos de sirena. Aprendimos a emocionarnos con las «Nanas de la Cebolla», a valorar a «Los Santos Inocentes» y a cómo amar a un «Poeta en Nueva York» o en «Campos de Castilla».

Ella me llenó el alma de letras, acrecentando mi sed de poesía y de prosa. Desde entonces, jamás he dejado de buscarla en cada historia que leo o escribo. A veces, su faro emerge de la oscuridad y, mientras sigo su estela de luz, mis palabras huelen a mar y dejan huellas de espuma.



Relato con el que participo en el Concurso #MiMejorMaestro de zendalibros.com





jueves, 7 de enero de 2021

TRISTE NAVIDAD

 

Se sentía eufórica. Por fin había finalizado esta Navidad tan diferente. Nunca imaginó pasarla sola, pero las restricciones impuestas por la pandemia y su conciencia la obligaron a tomar esa decisión. Tras los excesos alimenticios llevados a cabo para soportar la ausencia de su familia y la soledad, cometió el error de subirse a la báscula del baño antes de ducharse. Bajó de un salto, desencajada, como si hubiese visto al mismísimo Diablo y jurando en arameo. Cuando recobró el aliento, pensó que aquello podría ser una señal que la vida le mandaba y que no debía ignorar. Tal y como estaban las cosas, tenía que evitar añadir nuevos problemas de salud a los ya existentes. Había oído en algún sitio que la obesidad agravaba los efectos de la COVID-19. Decidió que adelgazar sería su único propósito de Año Nuevo.

Vació de dulces y de comida poco saludable la despensa, la nevera y los armarios. Ocuparon su lugar frutas, verduras, pescado, carne y alimentos no procesados. Aquel día, completó por primera vez una tabla de ejercicios físicos. Tomó una cena muy sana y, luego, se fue a dormir. Una vez en la cama, empezaron los remordimientos. Tanta gente en las colas del hambre y ella había tirado comida. Pensaba que aquello era algo imperdonable. No podía conciliar el sueño.

De madrugada, la policía la encontró en la calle, rebuscando en el contenedor de la basura, en bata y pijama, sin mascarilla ni documentación. Jamás se había sentido tan avergonzada como en aquel momento. Bajo sus pies descalzos, los restos del atracón.



Relato presentado al Concurso #unaNavidaddiferente de zendalibros.com






sábado, 7 de noviembre de 2020

DE REPENTE, OTOÑO







Poema presentado al Concurso de poemas de otoño #PoesíaenInstagram de @Zendalibros






viernes, 16 de octubre de 2020

VIDAS EN SUSPENSO

 

Para Juan y Francisca todos los días son iguales. Con sus rostros inexpresivos, permanecen ausentes, como si vivieran en un perpetuo letargo. No les importa nada si hace frío o calor. Ni siquiera perciben lo mucho que han cambiado las cosas en su pueblo. Ese aislamiento rural, que en su momento los aplastó hasta la asfixia, ya no es tan opresivo como antes.

A ellos se les congeló la vida durante los primeros años de su juventud. Cuando ambos eran soñadores y apasionados. Cuando todavía creían en el amor de verdad. Pero, para su desgracia, también eran tiempos de absoluto respeto a los padres y a sus decisiones. Por muy injustas que les parecieran, no admitían discusión.

En ese momento, nada pudieron hacer para luchar por su amor y evitar quedarse anclados en su dolor. Otros decidieron su destino.

Él bebía los vientos por María, la hija de un jornalero humilde que trabajaba las tierras de otro. Ella se enamoró de Jesús, el noble pastor que cuidaba el ganado de su patrón.

Su padre se opuso a esos amores en cuanto se enteró. Pertenecían a la familia más adinerada de la comarca. Debían aspirar a algo mejor. Y si no, siempre podían recurrir a los matrimonios de conveniencia para aumentar el patrimonio familiar.

Como ninguno de los dos aceptó renunciar a sus sentimientos, les aplicó un duro correctivo. Su decisión tuvo graves consecuencias para todos.

A Francisca le prohibió salir de casa. Pensó que, si no veía a Jesús, acabaría por olvidarlo. A Juan lo amenazó con desheredarlo, aunque, por ser el varón, estuviera destinado a ser el dueño de todas las propiedades familiares. Y, además, si insistía en proseguir con su relación, recibiría un castigo mucho más duro: el exilio. De nada les sirvieron sus lágrimas y súplicas. Su padre se mantuvo firme.

Desde entonces, ella ve pasar la vida a través de la reja de su ventana. Él, sentado junto al portón de la casa familiar. Se han convertido en dos sombras inanimadas. Continúan allí, esperando a que el amor de su vida los despierte de esta pesadilla. Bajo las cenizas del odio, aún late en su corazón el fuego de entonces.

Mientras tanto, sigue sin resolverse la misteriosa desaparición de su padre.



Relato presentado al Concurso #historiasrurales de zendalibros.com






martes, 25 de agosto de 2020

CUANDO LA VIDA SE DESNUDA...




Cuando la vida se desnuda,
afloran historias que se visten de libros.


Presentada al II Concurso de fotografía en Instagram de





CUANDO ME SUMERJO EN SUS PÁGINAS...




Cuando me sumerjo en sus páginas, 
mi mente es una isla.



Presentada al II Concurso de fotografía en Instagram #librosenverano de






viernes, 7 de agosto de 2020

ULTRAMAR


Desde que se truncaron mis vacaciones, vivo aferrada a una caracola que compré en mi último viaje a Menorca. Si cierro los ojos y la acerco a mi oído, puedo escuchar el rumor del mar. Huele a profundidades, a salitre y a nostalgia.
Por eso, ya no puedo alejarme de ella ni de su océano. La llevo conmigo siempre. Al liberarla en la piscina, noto que se levanta una ligera brisa marina que rompe la calma y empiezan a ondear sus aguas de color turquesa. Las olas se atreven a traspasar sus límites para besar la cálida orilla. Al principio me asusto. No sé si lo que estoy viendo es un espejismo. Pero enseguida me sumerjo en su inmensidad y me dejo mecer por su vaivén.
Una fina capa de arena blanca va cubriendo el césped y nuestros cuerpos bajo el sol, pero a nadie parece importarle. Con sus cubitos y sus palas, los niños construyen castillos junto a la orilla. Los adolescentes sustituyen su atuendo habitual por otro más apropiado para el surf y esperan flotando sobre sus tablas hasta que sople el viento y les dé alas para volar. Atraídas por el aroma de los bronceadores, revolotean las gaviotas entre los bañistas buscando restos de comida. Al final del día, los barcos regresan de faenar y hacen sonar sus sirenas antes de entrar a puerto.
Cuando se adormece el atardecer sobre el horizonte, guardo la caracola y la imaginación. Sé que esto no es el mar, pero se le parece mucho. Y mi isla está a punto de zarpar.






Relato presentado al Concurso #Historiasdeviajes de zendalibros.com






martes, 23 de junio de 2020

UN VIEJO CON ALAS ENORMES


Aflora tras la tormenta

un mundo triste, un cielo de mar

con piel de lodo, unas almas necias

de pobreza cruel, un viejo alado

de aspecto maltrecho.

 

Entre alambradas de miedo,

                                                                       lo aíslan.


Ante miradas de curiosidad,

                                                                       lo exhiben.

 

Deviene con el tiempo

un cuerpo que cicatriza, unas alas de sal

con plumas de arena, un alma ávida

de libertad, una mujer cansada

de un destino incierto.

 

Lo cotidiano es invisible y

                                                                       se levanta

sin ayuda, por todos olvidado.

 

Extiende                    sus enormes                        alas

 

con sueños de viento, y                             se aleja

hacia un mar de cielo.       

 




Poema presentado al Concurso de #PoesíaenInstagram de @Zendalibros




Foto de Josh Howard en Unsplash


viernes, 8 de mayo de 2020

SOLEDAD


Hace demasiado tiempo que a Soledad se le escurrió la vida entre los dedos. Una niñez solitaria la rodeó de amigas imaginarias con las que jugaba y tomaba el té. La adolescencia le llegó cargada de miedos e imposiciones paternas que le cortaron las alas antes de volar. Más tarde, un matrimonio de conveniencia y un marido posesivo educado a la antigua le regalaron una jaula dorada donde criar a sus hijos. Durante años se dedicó a su familia a tiempo completo. La viudedad le llegó cuando los pequeños crecieron y alzaron el vuelo. Para entonces, ya no le quedaban sueños. Por eso, luego volcó todo el amor que le quedaba en el cuidado de sus padres, hasta que les llegó su último aliento.
Ahora, el olvido le ha devuelto sus muñecas y no se cansa de jugar en la residencia de mayores en la que vive ajena a todo. Desconoce que una cruel pandemia ha traído hasta allí a ese maldito virus que habita en su pecho y en el de sus compañeros de juegos. Fuego y cenizas ponen el punto final a su historia. Sin familia. Sin lágrimas. Sin despedida.




Relato presentado al Concurso de Historias sobre #NuestrosMayores de zendalibros.com






sábado, 11 de abril de 2020

MASADÁ


Avanza arrastrando los pies por el pasillo. Se marcha con exceso de equipaje, con todos los besos y abrazos prohibidos que no ha podido dar a los suyos antes de la despedida. Cierra la puerta al salir con sumo cuidado. Su familia todavía duerme. Aunque está asustada, encamina sus pasos hacia la batalla con la cabeza alta. Desconoce cuándo ni cómo volverá. Nota cómo su miedo navega entre lágrimas. Pero es una profesional valiente, educada en valores y principios. Jamás abandona su puesto, por muy peligroso que sea el enemigo. La decisión está tomada. Será duro, pero no tiene ninguna duda. La necesitan. Su deber es proteger a los más vulnerables.
Se toma la temperatura por enésima vez, antes de entrar en la fortaleza. Una vez dentro, nadie puede entrar ni salir de allí. Resistirá el asedio del invasor, cueste lo que cueste. Se enfunda su uniforme inmaculado, bajo un escudo de papel y bolsas de basura. Sin chaleco antibalas. Sin casco, ni visión nocturna. Sus escasas armas son: guantes y mascarilla.
No será lo mismo que antes de la pandemia, pero seguirá cuidando y repartiendo su cariño entre todos sus bebés grandes, aunque las caricias sean de látex y los besos enmascarados. Ellos lo agradecen igual, perciben su ternura. Defenderá su salud a vida o muerte. Luchará con su pequeño ejército de héroes anónimos de la residencia de ancianos, hasta que la guerra termine.




Relato presentado al Concurso de Historias sobre Nuestros Héroes