viernes, 7 de agosto de 2020

ULTRAMAR


Desde que se truncaron mis vacaciones, vivo aferrada a una caracola que compré en mi último viaje a Menorca. Si cierro los ojos y la acerco a mi oído, puedo escuchar el rumor del mar. Huele a profundidades, a salitre y a nostalgia.
Por eso, ya no puedo alejarme de ella ni de su océano. La llevo conmigo siempre. Al liberarla en la piscina, noto que se levanta una ligera brisa marina que rompe la calma y empiezan a ondear sus aguas de color turquesa. Las olas se atreven a traspasar sus límites para besar la cálida orilla. Al principio me asusto. No sé si lo que estoy viendo es un espejismo. Pero enseguida me sumerjo en su inmensidad y me dejo mecer por su vaivén.
Una fina capa de arena blanca va cubriendo el césped y nuestros cuerpos bajo el sol, pero a nadie parece importarle. Con sus cubitos y sus palas, los niños construyen castillos junto a la orilla. Los adolescentes sustituyen su atuendo habitual por otro más apropiado para el surf y esperan flotando sobre sus tablas hasta que sople el viento y les dé alas para volar. Atraídas por el aroma de los bronceadores, revolotean las gaviotas entre los bañistas buscando restos de comida. Al final del día, los barcos regresan de faenar y hacen sonar sus sirenas antes de entrar a puerto.
Cuando se adormece el atardecer sobre el horizonte, guardo la caracola y la imaginación. Sé que esto no es el mar, pero se le parece mucho. Y mi isla está a punto de zarpar.






Relato presentado al Concurso #Historiasdeviajes de zendalibros.com






6 comentarios:

  1. Muy original. Me ha encantado la manera en que metes Menorca, o una playa cualquiera, en ese paraíso onírico.

    Por las caracolas. Un abrazo

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    1. Menorca es para mí un paraíso. Adoro sus aguas, sus gentes y sus atardeceres.
      Mil gracias, Albada por tu bello comentario,.
      Besos apretados.

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  2. cabas de cargarte el negocio de las agencias de viajes. vigila esa caracola que van a ir a por ella. me encata el tempo , la lentitud parsimoniosa con que todo va cambiando
    saludos

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    1. Muchísimas gracias, Gabiliante. He intentado que el ritmo recordase a la cadencia de las olas y al placer que nos evoca al recordar unas vacaciones junto al mar.
      Besos apretados. Gabiliante!

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  3. No hay nada más poderoso que la imaginación, un billete hacia viajes sin límites.
    Muy buena historia, Pilar.
    Mucha suerte

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    1. Cuando las circunstancias son adversas y nos impiden viajar, no hay nada como la imaginación para viajar.
      Muchísimas gracias, Ángel!
      Hasta ahora no ha habido suerte, pero nunca se sabe...jajaja.
      Besos muy apretados, amigo.

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