Desde
que hoy he adoptado a mi abuelo, ya no llora por las noches y sueña feliz. Ha proyectado
en mí su último recuerdo. En cuanto me acerco, se aferra a mi mano y me llama «mamá».
Parece increíble, pero en su mirada destella de nuevo esa luz que apagó el
olvido. Por él, he cambiado de aspecto y me visto con ropa de antaño. Al verme
reflejada en sus ojos, soy como un espejismo. Solo encuentra sosiego en mis
brazos. Lo acuno hasta que se duerme y deja de reclamarme la paga semanal.
Relato escrito para el Reto 5 líneas del mes de octubre de 2020 del blog de Adella Brac
Las palabras son: Último / hoy / abuelo.
Eso es adaptarse a sus recuerdos ¿eh?
ResponderEliminarUn abrazo
Ya lo creo. Jajaja!
EliminarMuchas gracias, Albada.
Besos apretados.
¡Qué pena! Una ría de mi marido está olvidando a todos y a veces creo sentir la pena en sus ojos. Cuando me mira y reconoce que no me recuerda. Es un relato bonito, pero duro. Desgarra,duele. A mí este reto me cuesta mucho, no así a ti, lo bordas.
ResponderEliminarSaludos!
Lo viví con mi madre. Piensa que aunque desaparezcan los recuerdos, el amor permanece. Tú háblale, dale cariño y ella te lo devolverá con creces.
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Jose!
Besos apretados.
Los últimos años de una persona a veces son demasiado tristes. De ahí que merezcan una atención especial.
ResponderEliminarUn bello relato que emana comprensión.
Un abrazo, Pilar
Sufren una regresión y vuelven a ser como bebés.
EliminarMuchísimas gracias, Ángel.
Besos muy apretados, amigo.