Si
supieras el intenso dolor que me provocan esas rozaduras que afloran en mis pies
cuando, al final del día, llego a casa y me quito los tacones. Ni te imaginas cómo
tengo el resto del cuerpo, en carne viva, desde que fui a que me hicieran la
depilación láser y se les fue un poco la mano. Además, si me pongo elegante, me
asfixio, ya que apenas puedo respirar dentro de los vestidos. El problema es
que resulta casi imposible encontrar ropa de mi talla. Aunque lo peor de todo, son
las largas sesiones de maquillaje a las que necesito someterme antes de salir
de casa, si quiero estar más o menos presentable.
Qué
desesperación. Ya no sé qué más puedo hacer, lo he intentado todo. Pero no hay
manera de convencer a mis padres de que no soy una chica.
Uf qué buen final, amiga. Muy bueno, eso de que hay que sufrir para presumir...como que aquí no :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegra saber que te ha gustado.
EliminarMuchísimas gracias, Albada!
Besos apretados.
Hay padres de ideas fijas, que no terminan de aceptar que la naturaleza, siempre libre, va por un lado y sus preferencias por otro.
ResponderEliminarOriginal y sorprendente
Un abrazo, Pilar
Hay padres que no aceptan la realidad, sin darse cuenta de lo desgraciados que hacen a sus hijos.
EliminarMil gracias, Ángel.
Besos apretados.