Negociaron
durante horas hasta decidir el color de las paredes de cada habitación y que lo
más adecuado sería colocar el sofá frente al enorme Smart TV. Bastante les
había costado ya consensuar el tamaño de la cama, así como el reparto del vestidor.
La mejor opción para los dos era que ella dispusiera de más espacio para
colocar su ropa, zapatos y complementos. A cambio, él usaría el ático como
gimnasio. También acordaron que la cocina tendría que ser cosa de dos.
El
debate finalizó de madrugada cuando el cansancio venció a los sueños. Les
sorprendió abrazados el amanecer, arropados por las luces de neón que
parpadeaban sobre su lecho en aquel banco del parque.
Microrrelato seleccionado y publicado en febrero de 2025 en el XI Certamen de Microrrelatos Javier Tomeo de Temática Social.
Precioso Pilar. Felicidades
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras. Besos.
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