martes, 27 de septiembre de 2016

SIN PALABRAS


     Y le manchaba los dedos de harina al entregarle el paquete. Un leve roce le servía para comunicarse con ella, era su lenguaje, el que solo ellos conocían su significado.

    Si ella le devolvía la caricia, sabía que por la tarde podría abrazarla, a la hora de siempre, en su lugar secreto, donde podrían amarse a salvo de miradas indiscretas que los delataran.

     Esa mañana posó sus dedos sobre los de ella, pero su caricia no obtuvo respuesta. Sus manos estaban frías, inertes y sin vida. Buscó el motivo en su mirada.

     De púrpura sus ojos le suplicaban tras sus oscuras gafas…


(relato enviado a Relatos en Cadena - SER  3ª semana Septiembre)

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