jueves, 14 de junio de 2018

CALMA CHICHA



Amanezco aquí, atrapada en esta agónica calma tras la tormenta. Arde mi piel bajo el sol abrasador mientras el frío se adueña de mi cuerpo. Me rodea el abrazo del mar y este inmenso silencio. 

Durante la noche, intenté cabalgar sobre las olas agarrada con fuerza al borde de aquella frágil barca, pero de las profundidades emergieron gigantes que embestían sin piedad, arrasando todo lo que encontraban a su paso. Me lancé al agua antes de que la embarcación, hecha añicos, saltara por los aires cuando el viento sopló con tanta violencia que acabó por vaciarse. 

Pasan las horas sin que suspire ni la más leve brisa. Empiezo a impacientarme. Me preocupa que nadie me eche de menos o que no sepan dónde buscarme. No me preguntaron mi nombre al embarcar y como pasaporte bastaron aquel puñado de billetes mugrientos. Sin equipaje. Tan solo con la necesidad de huir para sobrevivir. 

Con los ojos entreabiertos, inundados de mar, miro al cielo. De pronto, el agua me mece y danzando desnuda con las olas arribo a la playa. Varada sobre la arena, espero que alguien me reconozca por la pulsera de mi tobillo izquierdo e identifique mi cuerpo.


(Relato escrito para la web estanochetecuento.com ENTC en Junio 2018)


Fotografía: Benoit Courti.

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