Despertó entre los restos del vagón, rodeada de cadáveres. Permaneció en estado de shock durante un tiempo, hasta que fue consciente de su situación bajo aquel ensordecedor silencio. No escuchó gritos de dolor ni peticiones de socorro de otros supervivientes.
Pensó que el tren había explotado. Logró liberarse de los asientos que la cubrían. Llamó a Sam, su marido, con voz temblorosa. Apenas podía ver más allá de sus narices. Nadie respondió. Salió al andén atravesando aquel amasijo de objetos y cuerpos. Contempló la “Grand Central Terminal” arrasada.
Comprendió que su tiempo se
detuvo para siempre cuando aquel reloj, que yacía destrozado sobre los
escombros, dejó de latir.
Imagen: Elmar Geissler.
Un relato tremendamente duro, Pilar. Tu relato me ha recordado a esa fatídica fecha del 11-M en nuestro país. Desgarrador y bien llevado.
ResponderEliminarUn abrazo.
La foto es tan terrible que guió mis letras y este es el resultado.
Eliminar¡Muchísimas gracias, Rebeca!
Besos apretados.
Pilar: Tengo el placer de nominarte a los Blogger Recognition Awards 2018.
ResponderEliminarhttps://isladelosvientos.wordpress.com/2018/10/28/nominacion-a-the-blogger-recognition-award-2018/
Un abrazo
Mirna, muchísimas gracias, pero hay un problema, que ya estoy nominada.
EliminarTe lo agradezco de corazón, pero creo que has de nominar a otro blog que no esté nominado.
Lo siento mucho, preciosa.
Besos muy apretados.