martes, 27 de noviembre de 2018

LOS SONIDOS DEL SILENCIO



Manuela resultaba tan estridente como una vieja locomotora cuando se aproximaba conduciendo su ruinoso cachivache a motor. Aunque funcionaba, hacía mucho tiempo que la carrocería había cambiado su color rojo metalizado por el ocre óxido. Demasiadas estaciones durmiendo a la intemperie habían avejentado su aspecto al igual que el de su dueña, que tenía ajada la piel. A pesar de todo, ella sentía una verdadera pasión por él. Lo llamaba “mi hogar” desde que lo perdió todo por su adicción al juego. 

Pero aquel crudo invierno, bajo los tres metros de nieve caída durante la noche, se fueron en silencio.



Relato publicado la V semana de Noviembre en la web solidaria
Las palabras obligadas, regalo de Elena Cánovas, directora de teatro
y por este orden son: 
Locomotora - Cachivache - Rojo - Pasión - Juego.


Foto de Todd Torabi en Unsplash.

2 comentarios:

  1. ¡Buffff! Por desgracia cuántas historias habrá como ésta de Manuela que nos cuentas, y de las que jamás se tiene noticia. Un final muy triste y doloroso.
    Un abrazo.

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    1. Tienes razón, Rebeca, pero hay tanta gente sin hogar que puede morir este invierno...
      ¡Muchas gracias, preciosa!
      Besos muy apretados.

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