Ser noche en tu silencio
donde enciendes tus estrellas
y apagas tus miedos.
Ser luna en tu madrugada
a la que le escribes con caricias
y le cantas al alba.
Ser amanecer en tu piel
donde se acuna el rocío
y despierta tu alma.
Ser noche y sin embargo ser luz, como cada uno de estos preciosos versos, Pilar. Da gusto leerte, de verdad.
ResponderEliminarUn besazo.
Mi preciosa, Rebeca. Cómo me alientan tus bellos comentarios.
EliminarNo sabes cuanto agradezco que me leas y comentes lo que escribo.
¡Mil gracias por estar siempre ahí!
Besos muy apretados.