lunes, 19 de octubre de 2020

LEGÍTIMA DEFENSA

 

Cuando empecé a ejercer, me costó adaptarme a un mundo tan estricto y complejo como el judicial. Por allí pululaba gente muy diversa con la que no estaba acostumbrada a tratar. Me sentía perdida en medio de aquella montaña de expedientes repletos de papeles que no cesaba de crecer. Mi paso por el Turno de Oficio me hizo más fuerte. No me resultó nada fácil sobrevivir en aquella jungla. Aprendí que había que ser muy estricto con el cumplimiento de la ley para defender al inocente.

Pero en esa ocasión, el caso en el que trabajaba era muy especial para mí. Desde el divorcio, la pequeña Lucía vivía en una permanente pesadilla. Como abogada, lo había intentado todo para evitar que siguiera aterrorizada, aunque, no había servido de nada. Ella se negaba a quedarse a solas con su padre y me suplicaba entre lágrimas que la ayudara. Verla sufrir así, me rompía el corazón. El plazo de entrega se agotaba y temía que la resolución judicial llegase demasiado tarde.

Por eso, señoría, no pude abandonarla a su suerte. Debía protegerla. No me quedó otra opción —confesé. Ante la ausencia de justicia, fue inevitable que actuase en su defensa cegada por mi instinto maternal.



Relato seleccionado en el I Concurso de Relatos Cortos ACEN 
para aparecer en el libro solidario “Mirad... ¡Están ahí!”.







10 comentarios:

  1. Muchas felicidades Pilar. Es muy bonito y crudo tu relato.
    Besicos muchos

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  2. Esa abogada llevaba su vocación al límite, eso seguro.

    Merecido nombramiento. Un abrazo

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    1. Además de abogada, es la madre de la niña. Por eso, no le queda más remedio que ir más allá de la ley para salvarla de su padre.
      Muchísimas gracias, Albada!
      Besos apretados.

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  3. pareces ser una mujer feliz contigo y la vida Brindemos

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  4. Muy bueno. No hace falta ni especificar. Volteas la historia en la última palabra. Imposible adivinar el final
    Abrazosss

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    1. Me alegro mucho de que se entienda bien la historia y que te haya gustado.
      Mil gracias por tus palabras.
      Besos apretados.

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  5. Una madre lo es por encima de todo.
    Felicidades, Pilar. Ya felicité a Javier.
    Compartiremos libro.
    Un abrazo

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    1. Una madre es capaz de todo por un hijo.
      Mil gracias, Ángel.
      Besos muy apretados.

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