Escuchaba
sin juzgarme. Sus palabras eran caricia y sus abrazos, hogar. Hablábamos de mis
miedos. Últimamente, mis novios desaparecían sin despedirse. Pero nuestra amistad
dio un giro radical cuando propuso hacer juntos la ruta del cerro. Antes del
ascenso, nos detuvimos para recobrar el aliento. Y allí, confesó que me amaba. Me
pilló desprevenida y reaccioné mal. No encajó bien mi rechazo. Aunque le hablé
con delicadeza, su mirada de amor desapareció cuando afloró el rencor y entró
en bucle repitiéndome: «Con todo lo que he hecho por ti...».
Al
anochecer, me arrebató la luna con la última palada.
Relato Finalista en el VIII Concurso de Microrrelatos de la Biblioteca Pública de Godella (Valencia) - 2022.
Precioso, Pilar.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Felisa. Besos.
EliminarMuy buen relato, Pilar. Con un puntito de terror. Un abrazo inmeso para los dos. Gloria
ResponderEliminarMe alegro mucho que te guste. Mil gracias, Gloria. Besos.
EliminarMadre mía Pilar... Muy bueno
ResponderEliminarCómo me alegro que te guste, Manoli. Muchísimas gracias. Besos.
EliminarVaya reacción que tuvo, con razón a ella no le convencía. El problema es que historias como la tuya aún son creíbles porque por desgracia son posibles. Un abrazo, Pilar.
ResponderEliminarSí, por desgracia, cada día hay una nueva víctima de violencia de género. Terrible. Muchísimas gracias, Ángel, por tus palabras. Besos.
EliminarMuchas felicidades Pilar. Es muy bueno.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Mil gracias, Nani, por tu comentario. Besos.
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