Para
abandonar tu lugar de descanso sin correr riesgos innecesarios tendrás que tomar
algunas precauciones. Siempre es recomendable esperar hasta que anochezca, asegurarte
de que no estás cometiendo ninguna locura y que tampoco se trata de un capricho
pasajero. Quizá no exista vuelta atrás. Luego, recordar con exactitud su
ubicación y comprobar que en tu ausencia no ha sido okupado por extraños. Por
eso es absolutamente imprescindible cerrar bien después de salir. De lo
contrario, antes de regresar, deberás luchar para recuperarlo o te verás
obligado a reposar en tierra de nadie. Aunque lo primero, y lo más importante de
todo, es cerciorarte de que estás realmente muerto.
Relato que participa en el Concurso de Instagram "Relato Exprés" de Cultura Inquieta.
Muy bueno, estar muerto es difícil... :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias, Albada, por tu comentario. Besos.
EliminarMe ha gustado mucho, un final impactante. Besos
ResponderEliminarMil gracias, Inma, por tus palabras. Besos.
EliminarEl novimiento "okupa" llega a todas partes. Un abrazo y suerte, Pilar
ResponderEliminarPone "anónimo" pero el comentario es mío, Pilar (Ángel Saiz). Otro abrazo
EliminarYa no podemos estar tranquilos ni en la eterna morada. Jajaja. Muchísimas gracias, Ángel, por tu certero comentario. Besos.
EliminarHola Pilar! Un relato muy interesante, siempre haciendo gala de tu ingenio. ¡Te felicito! Me encanta tu forma de escribir. Un abrazo.
ResponderEliminarOh, Miry, qué bonitas palabras. Muchísimas gracias! Besos.
EliminarUn relato muy creativo. Besos
ResponderEliminarAgradezco mucho tu comentario, Hanna. Besos.
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