Desde que María, mi mejor amiga, me cuenta todos los secretos, se me han abierto los ojos ¡Qué ciega he estado hasta ahora…!
A partir de hoy, se acabaron los nervios. Cuando se me caiga un diente, ya no volveré a ponerlo bajo la almohada. Sé que no será el Ratoncito Pérez quién vendrá a recogerlo. Tampoco prepararé comida y bebida para los camellos, ni esperaré emocionada que amanezca, para abrir los regalos, la noche de los Reyes Magos.
Por más vueltas que le doy, no le veo las ventajas. Desde que lo he descubierto, de mi vida ha desaparecido toda la magia.
Pilar, un relato magnífico, describes de forma genial esa perdida de la inocencia, de descubrir los secretos y como bien dices en tu frase final, de perder toda la magia que tenemos de niños cuando pensamos que todo lo que ocurre es por eso, por arte de magia. Cuando lo descubrimos, nuestro mundo da un giro de 180 grados y se vislumbra un aburrimiento total.
ResponderEliminarEsos "SUSURROS", un título genial, esos cuchicheos, convierten a tu protagonista en más mayor.
Me encanta esa frase de admiración "¡qué ciega...." expresa de forma excelente ese desengaño, ese descubrir.
Un gran relato, me ha encantado.
Besets al collet.
Javier, ese es el sentido que he querido dar a mi relato, la pérdida de la inocencia y sus consecuencias en la vida de los niños. Esa pérdida de la ilusión y de la magia, que embellece su existencia incentivando su imaginación.
EliminarConocer los secretos a veces resta más que suma.
Mil gracias por tu maravilloso comentario.
Besets al collet.
Perder esa ilusión , es como descubrir que no hay magia cotidiana y sin embargo se descubre con ello parte de la magia del amor que han tenido nuestros padres en el cuidado amoroso de esos pequeños detalles que nos dan felicidad y a veces consuelo ( como en la pérdida del diente ) a más de uno he visto olvidar el dolor y sonreír a la espera del premio .
ResponderEliminarUn abrazo de felicitación por tu relato.
La inocencia de un niño es preciosa. Ver la ilusión en sus ojos, no tiene precio. Cuando la perdemos se esfuma toda la magia que nuestros padres han intentado mantener viva. Luego crecemos y ya no es lo mismo.
EliminarMuchas gracias, Edith.
Besos apretados.
Una vez perdida la magia de la infancia ya no hay remedio.
ResponderEliminarBuen relato, Pilar, y muy chulo tu blog.
Ángel, es una pérdida irreparable que no tiene vuelta atrás.
EliminarMuchas gracias por pasar a leerme y dejarme tu comentario.
Besos apretados.