Una vez más, María no puede evitarlo. Al pasar, se detiene atraída por la hipnótica luz del escaparate. Recorre con mirada anhelante los carteles pegados sobre el cristal hasta encontrar el que dice: “París, la ciudad del amor”. Suspirando sonríe. Luego, se esfuerza por retener la belleza de sus imágenes. Se enfada porque no le resulta fácil tras un largo día, de aquí para allá, calmando su sed insaciable. Después, apresura sus pasos. Todavía le queda un largo camino por recorrer.
Teme que desaparezcan las imágenes que guarda en su retina, como otras veces. Si esto ocurre, sabe que la noche se le hace eterna cuando se apagan las luces y, acurrucada entre cartones, no le queda nada con lo que soñar.
(Relato finalista de los meses Julio y Agosto/2018 en el
III Concurso de Microrrelatos de
LA RADIO EN COLECTIVO / VALENCIA ESCRIBE)
Muchas felicidades Pilar. Un bonito y duro relato. Recuerdo que hace mucho tiempo escribí un relato con el mismo título y que precisamente me lo leyeron en canal sur radio.
ResponderEliminarDe nuevo, muchas felicidades.
Besicos muchos.
¡Muchas gracias, Nani! El relato retrata una triste realidad.
EliminarBesos apretados.
Un relato muy duro, según se nos desvela al final de forma inesperada. Merecidísimo ese puesto como finalista.
ResponderEliminarUn abrazo.
A veces, se nos olvida la dura situación de las personas sin hogar.
Eliminar¡Muchas gracias, Rebeca, por pasar y dejar tu comentario.
Besos apretados.
Pilar, felicidades por ser finalista en el concurso de la Radio en Colectivo de Radio Mislata y Valencia Escribe.
ResponderEliminarExcelente relato, contado de forma extraordinario. El párrafo final es bello y nos muestra las ansias de la protagonista por conservar esas imágenes para poder soñar.
A muchas personas por desgracia solo le quedan los sueños.
Me ha encantado, muy bueno.
Besets al collet y muchos.
El relato muestra la pura realidad, aunque nos pase desapercibida.
Eliminar¡Mil gracias, Javier, por tus hermosas palabras!
Besos muy muy apretados.
Las personas, aun aquellas en las que la desgracia se ha cebado hasta el límite, tienen el recurso, al menos de soñar.
ResponderEliminarFelicidades, Pilar
Un abrazo
Eso es, Ángel. A veces, lo único que les queda es soñar...
Eliminar¡Mil gracias por tus palabras!
Besos muy apretados, amigo.