la piel. No necesita
palabras para latir
en la penumbra
ni para arder
en el fuego
de tu aliento
ni para recordar
cómo amarte,
ni para cruzar
el umbral
de tu boca
y esperar en
el hueco de tu
abrazo, el regreso
del aleteo
de tus besos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario