Se cruzaron nuestras miradas y la vida se nos aceleró tanto como nuestros latidos. Con el primer beso se nos erizó la piel, se trenzaron nuestros anhelos y ya no pudimos separarnos. Éramos almas gemelas. Abrazados por la cintura volamos bajo el mismo cielo camino del horizonte. Ardía la tarde cuando el negro destino nos quebró los huesos en aquel cruce.
Aunque sé que es imposible, aún siento vibrar el rugido de la libertad entre mis piernas.
(Relato escrito para el Reto 5 lineas del mes de mayo de 2019 del blog de Adella Brac
las palabras son: Huesos / Volamos / Rugido)
Hay instantes por los que merece la pena vivir, pero a veces, parece que, para compensar, sean inevitables también los malos ratos o, como en el caso de tus protagonistas, que todo termine de la forma más brusca. La felicidad completa nunca existe, pero sus ecos nunca se olvidan.
ResponderEliminarBuen relato, Pilar. Un abrazo
Hay que vivir el presente. Nunca sabemos lo que nos depara el destino.
Eliminar¡Muchas gracias, Ángel!
Besos muy apretados, amigo.