Paseaban tan emocionados, cogidos de la mano, aun a riesgo de ser descubiertos. Se habían enamorado sin querer, mas no les importaba que los descubrieran ni que todos se enteraran. No temían a las consecuencias. Sabían que no sería fácil y que sus familias se opondrían a su relación por su edad, pero defenderían su amor por encima de cualquier obstáculo.
Pasaron el día juntos haciéndose arrumacos, abrazados y comiéndose a besos en cada rincón. Al llegar la noche, sintieron vértigo al despedirse. Temían que aquella fuera la última vez. No tuvieron más remedio que separarse, aunque con la promesa de reencontrarse por la mañana.
Al despertar, no recordaban dónde estaban, ni sus caras arrugadas ni sus nombres, ni echaban de menos el calor de sus manos, tan amadas antes del olvido.
Sin embargo, como cada día, se volvían a enamorar.
(Publicado en la web Microcuento.es)
Precioso relato Pilar y tan actual!! Muchas felicidades.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Muchas gracias por tus palabras, Nani.
EliminarBesos apretados.