Nunca
me sentí tan asustada ni tan sola como la pasada noche. Aún retumba en mi pecho
tu portazo de despedida. Tras confesarte mi secreto, me miraste con desprecio. Percibí
el rechazo en tus manos y la huida en tu voz. Tu reacción me pilló desprevenida.
Quedé paralizada. Sin nada que decir. Lo que para mí era el principio de un
futuro juntos, para ti resultó ser el punto final. Ese fue mi error. Siempre te
antepuse a todo lo demás y me olvidé de mí. Luego, me cegó la oscuridad. Caí en
el abismo, en ese inmenso vacío que te ahoga y que te impide ver más allá de tu
dolor.
Cuando
estoy a punto de rendirme, noto una leve caricia sobre mis pies. A través del ventanal,
la luz del alba avanza despacio, tímida, como con miedo a herirme la piel. Con
su calidez va abrigando mi soledad en silencio hasta adueñarse de la
habitación. Las paredes se van revistiendo de sol y mis sombras se empequeñecen.
Los miedos se esfuman al contemplar tantísima belleza en ese paisaje que tiñe mi
vida de esperanza.
Sobre
la cama, abrazo mis piernas con orgullo, aunque antes yo fuera él.
Relato escrito para estanochetecuento.com
Concurso 2020: ContARTE.
Un relato con menos de 200 palabras
inspirado en LA BELLEZA.
Creo entender que hay un cambio de sexo y eso por desgracia no es fácil de admitid. Mucha suerte Pilar.
ResponderEliminarBesicos muchos
Eso es, Nani. No debería importar cuando amas.
EliminarMuchas gracias!
Besos apretados.