«Esa mujer del espejo no soy yo», decía mamá cuando la peinaba. No reconocía sus arrugas ni su cabello cano. Tampoco recordaba mi nombre ni que papá ya no
estaba. Pero el día que despertó llorando, algo había cambiado. Fue hacia la desconocida
que habitaba su rostro y la hizo desaparecer en mil pedazos. Vio su reflejo de
madre valiente a sus pies y sonrió. Después, regresó al ayer a lomos de su
dragón.
Relato ganador del 4º Premio
en el Maratón de Microrrelatos de
Valencia Escribe - Massamagrell 2020
Foto de Glen Hodson en Unsplash
Triste, entrañable y hermoso.
ResponderEliminarMuchas felicidades, Pilar
Un abrazo
Me alegro mucho de que te guste, Ángel!
EliminarBesos muy apretados, amigo.
Precioso!!! Enhorabuena por tu delicadeza a la hora de juntar palabras.
ResponderEliminarAy, Margarita, qué cosas más bonitas me dices. Muchísimas gracias por tus palabras.
EliminarBesos apretados.