Comienzan
a adueñarse del planeta, aunque a nadie parece importarle. Son invisibles,
silenciosas y se expanden con rapidez. Poco a poco, nos envuelven con sus hilos
etéreos, tejiendo su telaraña a nuestro alrededor, sin dejarnos la mínima
posibilidad de escapatoria. Nos vigilan día y noche. Lo saben todo sobre
nosotros. Su poder es infinito.
La
resistencia de algunos rebeldes les impide poseer el control absoluto. Para
ellos, son demasiado peligrosos y amenazan sus planes. Su forma de vivir puede
ser algo tan contagioso que les impida dominar el mundo. Por eso, los someten a
un asedio insoportable.
Permanecen
al acecho. Esperan que flaqueen, que acepten su rendición, y que, como todos
los demás, acaben navegando por la red.
(Publicado en la web Microcuento.es)
Imagen de Adina Voicu en Pixabay
La red, en parte sí es de telaraña, por bien que sea tecnológica.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz tarde
Son todopoderosas.
EliminarMuchísimas gracias, Albada!
Besos apretados.
Unas redes en las que todos estamos atrapados, o más bien, enredados sin remedio
ResponderEliminarMuy buen relato, Pilar
Un abrazo
No tenemos escapatoria. Estamos perdidos.
EliminarMuchísimas gracias, Ángel.
Besos apretados.