Cuando
te guía el corazón, no hay motivación más poderosa que esa para elegir estudiar
derecho. Compaginar vida, trabajo y universidad, no resultó nada fácil. Aun
así, trabajé muy duro hasta finalizar la carrera y colegiarme como letrada. Desde
mucho antes de empezar a ejercer, ya tenía decidido a quién me gustaría prestar
mis servicios. No tuve ninguna duda. Sabía que necesitaban una mayor ayuda y
protección, porque lo que estaba en juego era su vida. A partir de ese momento,
dediqué todos mis esfuerzos a erradicar aquella terrible lacra que sufría gran
parte de la población, justo la más vulnerable. Especializarme en violencia de género
me dio la oportunidad de actuar con la empatía que requería cada caso. Pude apoyarlas
en su lucha a lo largo del proceso judicial y ayudarlas a buscar empleo.
Sé
que cualquier mujer puede convertirse en víctima de un maltratador, como lo fui
yo.
Un abrazo.
ResponderEliminarAunque en mi caso es un relato de ficción, por desgracia, es la realidad de muchas mujeres.
Eliminarmuchísimas gracias, Amapola Azzul.
Besos apretados.
También te lo digo encantado por aquí: felicidades y suerte con esta buena historia.
ResponderEliminarUn abrazo, Pilar
Agradezco mucho tus palabras, Ángel. De todo corazón.
EliminarBesos apretados.