viernes, 22 de octubre de 2021

LAGUNAS

 

Aunque intento aceptar la realidad, no lo puedo evitar. Soy un nostálgico. Una vez superada la conmoción inicial, vuelvo a ser el mismo de siempre. Sigo emocionándome al escuchar un bolero, una bella historia o un poema de amor. Añoro cosas tan sencillas como el calor del hogar, la emoción de un abrazo sincero y el poder de una mirada enamorada. También anhelo volver a sentir esas caricias que estremecen la piel o rozar tus labios bajo la luz de la luna. Pero qué le voy a hacer si lo echo tanto de menos…

Por eso, hay momentos en los que me invade la tristeza y la melancolía. Todavía soy incapaz de recordar lo que ocurrió aquella fatídica noche cuando, tras darnos aquel apasionado beso, aparecí croando en esta ciénaga.



(Publicado en la web Microcuento.es)



Foto de Lynn Kintziger en Unsplash



2 comentarios:

  1. Si una rana puede transformarse en príncipe, nada indica que no pueda darse el proceso contrario, los besos son podetosos.
    Un sbrazo, Pilar

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    1. Son besos de ida y vuelta. Jajaja.
      Muchísimas gracias, Ángel.
      Besos apretados.

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