Llevo
mucho rato a oscuras. Tardan demasiado en venir a desenterrarme. Una broma es
una broma, pero no tiene ninguna gracia. Nada que ver con la que le gasté a Manuel,
que amaneció durmiendo sobre las vías. Se despertó sobresaltado por el silbato
del tren. Nunca lo había visto levantarse tan deprisa. Fue brutal. Igual que cuando
empujé a Alberto al pozo. Me resultó bastante difícil. Se agarró con tanta fuerza
de mi cuello que me costó soltarme. Mientras caía no dejó de gritar.
¿Cómo
iba a saber lo que sucedería después? La culpa fue de la sequía.
Relato Finalista en el IX Concurso de Microrrelatos de la Biblioteca Pública de Godella (Valencia) - 2023.
Al cambio climático se lenpuese echar la culpa de todo. Menudo personaje. Felicidades, Pilar
ResponderEliminarUn abrazo
Ja ja ja. No me extraña que no lo desentierren. Muchas gracias por tu comentario, Ángel. Besos.
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