domingo, 25 de agosto de 2019

BATIR LAS ALAS


Nunca imaginé que a aquel agujero que apareció en mi pecho lo llamaría hogar. Al principio, me refugié en él como una zarigüeya asustada que huye de la luz. La oscuridad se convirtió en mi mejor amiga. Me acompañó en mi dolor y alivió mi soledad. Me sentía tan destrozada… Parecía que un tranvía me había pasado por encima. Tras tu ausencia, mi corazón quedó hecho añicos y dejó de latir. 

Pero luego, todo cambió. Desplegué mis alas al descubrir que no te necesitaba para volar. Supe que te había vencido cuando me liberé de la soga de tus manos. 




Relato publicado la III semana de agosto en la web solidaria 
Las palabras obligadas, regalo de Javier Fesser, Director de cine,
y por este orden son: 
Agujero - Zarigüeya - Luz - Amiga - Tranvía.



Foto de David Hofmann en Unsplash


6 comentarios:

  1. Qué bonito Pilar!! Me alegra volver a leerte, después de esta pausa.
    Besicos muchos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Nani. Necesitaba un respiro.
      Besos muy apretados!

      Eliminar
  2. Es necesario encontrarse con uno mismo/a para soltar pesados lastres, a veces inconscientes.
    Buen relato y un abrazo, Pilar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces, hay que caer en el abismo para abrir las alas y remontar el vuelo.
      Mil gracias, Ångel.
      Besos muy apretados, amigo.

      Eliminar
  3. Cierto... a veces hay que tocar fondo para descubrir que tienes que luchar por salvarte.

    Muy bueno, Pilar. Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus palabras y por la visita, Galilea.
      Besos apretados.

      Eliminar