En
cuanto estalló la tormenta, propuso ir a su casa para refugiarnos de la lluvia.
Era nuestra primera cita. Apenas lo conocía, pero acepté porque estábamos empapados.
Al llegar, me impresionó encontrarla tan impecable. Todo estaba ordenado. Se
notaba que le habían hecho una limpieza a fondo. Olía a desinfectante. Nos
quitamos la ropa mojada y la sustituimos por toallas. Estábamos pasando una
noche maravillosa juntos hasta que sacó un maletín, me hizo tumbar en una
camilla y se empeñó en maquillarme. No sé qué pasó, pero desperté sola, muerta
de frío y sin rastro de él. Como despedida, dejó un cartel que decía: «Hasta
nuevo aviso, este tanatorio permanecerá cerrado».
Relato elegido finalista en la web estanochetecuento.com - ENTC
Convocatoria ENTCerrados Extra ... De principio... a fin.
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Un relato con un final inesperado y sobrecogedor.
ResponderEliminarUn abrazo, Pilar. Y suerte
Nunca sabemos que nos espera tras la tormenta.
EliminarMuchísimas gracias, Ángel.
Besos muy apretados, amigo.