Ser o no ser, esa es la
cuestión, —se pregunta cada amanecer cuando, a duras penas, logra
poner los pies en el suelo. Ha pasado una mala noche y se levanta a
regañadientes. Entre aspavientos y engolando la voz, repite su letanía
habitual: ¡Cuán gritan esos malditos!
Así no hay quién duerma, pero ¡si te
pasas es peor! Soy tan sensible como los demás. Si nos pincháis, ¿no sangramos? y encamina sus pasos hacia el comedor. El desayuno le espera.
Mientras
pasa las horas sentado en el sillón orejero del salón, se pregunta: ¿Qué es la vida? Una ilusión —responde. Porque nadie
es tan joven que no se pueda morir mañana.
Al
llegar el anochecer, dormita. La auxiliar le susurra al oído que ya es la hora
y lo acompaña hasta su habitación. No quiere que se despierte y se sienta
desorientado, para que no olvide ese maravilloso sueño que le hace tan feliz. Desde
la cama, sigue triunfando sobre los escenarios. Y los sueños, sueños son.
(Publicado en la web Microcuento.es)
Foto de Allec Gomes en Unsplash
De la buena literatura pueden surgir, en manos diestras, nuevas historias meritorias. Un abrazo, Pilar
ResponderEliminarCuando la desmemoria aparece, afloran las emociones del corazón.
EliminarMuchísimas gracias, Ángel!
Besos muy apretados, amigo.