Todos decían que era una lumbrera y me auguraban un futuro feliz. Después, te cruzaste
en mi camino con tu cegadora sonrisa. Me susurraste que era la luz de tu vida y
yo te creí. Durante años iluminé nuestra relación con calidez, pero te
desvaneciste en la oscuridad como un cobarde y, hasta hoy, no he vuelto a saber
nada de ti.
Aunque
en mi pecho tan solo quedan rescoldos, mi cabeza se resiste a extinguir la
llama de lo que fuimos. Pero lo que encendía mi inspiración se ha esfumado. Por más que lo
intento, no puedo escribir nada luminoso para tu epitafio.
Dibujo de Miles Johnson (Ig: miles_art)
Qué buen texto! Felicitaciones Pilar. Cariños. Felisa.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Felisa.
EliminarBesos apretados.