Supe
que a mi mejor amigo le ocurría algo raro cuando, mientras conversábamos,
empezó a perder el hilo de sus ideas y a divagar sin control. Poco a poco su
salud mental se agravó. Tratar con él era una verdadera locura. Estaba
tranquilo y en paz, pero, de repente, se volvía iracundo y hablaba en un idioma
extraño que nadie entendía. Como si tuviera doble personalidad. Me tenía muy preocupada.
Le diagnosticaron «envenenamiento por mercurio». Toda una vida fabricando
sombreros para la realeza en condiciones precarias, ahora, le pasaba factura.
Optó
por la solución más eficaz. Aunque era demasiado tarde para él, quiso facilitar
las cosas a las generaciones futuras. Me pidió que me hiciera cargo de su causa
contra los explotadores. En cuanto tuve acceso a toda la información, demandé a
los culpables esperando justicia. Enloqueció de contento al escuchar la sentencia
ejemplar que dictó la Reina de Corazones.
(Relato Ganador del Voto Popular en el mes de julio/20 en el XII Concurso de Microrrelatos sobre Abogados )
Palabras: Paz / Eficaz / Causa / Acceso / Facilitar.
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Estupendo relato.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Juan Carlos!
EliminarBesos apretados.
Un relatazo. Felicidades también por aquí, Pilar.
ResponderEliminarMil gracias por tus palabras, Ángel.
EliminarBesos muy apretados, amigo.