Pasaba
todas las noches esquivando disparos perdidos de un maligno francotirador invisible.
Al amanecer, extinguía las llamas en silencio. Durante el día, permanecía
oculto en la cueva de La Victoria, aun así, no dormía tranquilo. Empezaba a
estar desesperado. Lo había intentado todo, incluso la meditación, sin
resultados positivos. Vivía con el ánimo recomido. Sin memoria ni
pasado. Era demasiado pequeño cuando lo abandonaron a las puertas del parque de
bomberos de Rincón de la Victoria. Desconocía si su origen era lauto o
pobre. Siempre se había preguntado por qué sus padres se deshicieron de él. Mientras
existiese un rayo de luz, lograba reprimirse. Sin embargo, en cuanto oscurecía,
perdía la batalla contra el sueño.
Aunque
solía tomar algunas precauciones antes de dormir, como beber mucha agua, luego,
sin querer, perdía el control. Al más mínimo ronquido, afloraba su instinto de
dragón y todo volvía a arder.
Relato elegido Finalista del mes de enero en la VII Edición del Concurso Internacional de Microrrelatos de Círculo Cultural Bezmiliana .
Frase: “esquivando disparos perdidos de un maligno francotirador invisible”
Palabras: lauto, recomido, silencio.
Sorprendente el micro
ResponderEliminarun abrazo
Muchísimas gracias, Inma!
EliminarBesos apretados.
Un final inesperado con un personaje lleno de conflictos y ardiente.
ResponderEliminarUn abrazo, Pilar
Mil gracias, Ángel.
EliminarBesos apretados.
Los inconvenientes e incomprensibles reacciones de una mente enferma a la que
ResponderEliminarda salida su malestar con una conducta inadecuada y violenta sintiéndose abandonado e incomprendido ante la percepción de un instinto del que querría dejar....
Brava Pilar����
Pobre dragón...
EliminarMil gracias, Mari, por pasar y dejarme tu comentario.
Besos apretados.