Despierto abrazada al silencio. Hasta los carboneros han enmudecido su canto para no perturbar mi sueño. Todos están pendientes de lo que hago o digo. Por algún motivo creen que he perdido la razón, pero lo que me siento es vacía, sin motivos para seguir adelante, sin ti.
Abrazo fuerte tu almohada. Permanece tu perfume y el aroma de tu cabello, pero no estás aquí.
Aún no sé qué hacía yo, en el juzgado a las cinco de la mañana, con el cuerpo dolorido y mi ropa ensangrentada. Solo consigo recordar tus besos apasionados, camino del coche, volviendo de copas.
(Relato publicado la 2ª semana de mayo en https://www.cincopalabras.com/)
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