viernes, 21 de julio de 2017

A LA DERIVA


Envuelto en la oscuridad, ingrávido, viajo por el universo de tu cuerpo. Deslumbrado por la blancura de tu piel, me dejo guiar por la constelación de lunares de tu espalda. Así consigo llegar al nacimiento de tu cabello, que oculta la luna de tu nuca, donde descanso, para después deslizarme, beso a beso, por la ladera de tu cuello, hasta alcanzar el mar de la tranquilidad de tu boca.

Mi cuerpo se estremece abrazado a tu cintura, mientras el corazón me estalla en el pecho por la fuerza de mis latidos. El sol amanece en tus ojos y abrasa los míos, que te miran. 

Despierto tiritando cuando, a la deriva, el témpano de tu piel roza la mía.


Foto: Geir Mosed

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