Hace demasiadas noches que mi sueño transcurre entre el vacío y la incertidumbre. Duele tanto tu ausencia… Desde entonces, mi corazón ha decidido permanecer en el ostracismo y se niega a latir fuera de las cuatro paredes de esta lúgubre habitación.
Esta situación, a mi alma le resulta insoportable, se rebela y lucha contra este maldito encierro cada amanecer. Sabe que existe un mañana y no se resigna a solo sobrevivir.
Entonces, se abre la puerta, la brisa invade cada rincón de mi cuerpo, el sol anida en mi piel y despierto de mi letargo en el cielo de tus ojos.
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