Comprobó con meticulosidad que toda la casa estuviera en orden. Dio un último vistazo a su alrededor. Suspiró satisfecho. No se le había escapado ningún detalle. Luego subió.
Tras derribar la silla con el pie y mientras el nudo se le clavaba en la garganta, recordó que siempre odió balancearse.
(Relato publicado en http://www.cincuentapalabras.com/
Diciembre-2017)
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