martes, 2 de abril de 2019

EMOCIONES


—Mamá ¿no lo recuerdas? Es papá —le dijo su hija, cuando ella le preguntó quién era aquel señor que se acostaba a su lado. La miró con incredulidad y desconfianza. Estaba muy segura, ese no era su Manuel. Él era joven y guapo. A aquel vejestorio no lo conocía de nada. 

Después, se le iluminó la cara cuando escuchó las notas de aquel viejo pasodoble que sonaba a través de la ventana. De pronto, su pasado se hizo presente y comenzó a canturrear la letra mientras sus manos acompañaban la melodía bailando en el aire. 

Aunque apenas podía ver con sus ojos cansados, adoraba profundamente la poesía. Una y otra vez, leía el mismo poemario. Aquellos versos anegaban su alma de tantas emociones que desbordaban sus ojos y acababan deslizándose por sus mejillas. Luego, se perdía de nuevo en el olvido. 

Siempre, en cada lectura, ella sentía que era la primera vez.



(Publicado en la web Microcuento.es)



8 comentarios:

  1. Muy bueno Pilar. Esa enfermedad tan actual hoy en día y tan cruel!!
    Besicos muchos.

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    1. Perder tu identidad es terrible, pero lo peor es olvidar tus afectos, olvidarlo todo y a todos.
      ¡Muchas gracias, Nani!
      Besos apretados.

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  2. Precioso relato, Pilar.
    Escuchar la música de su vida es genial para estos enfermos. El contacto piel con piel también les ayuda mucho.
    Besicos.

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    1. Tienes razón, Galilea. La música les ayuda a recordar y es vital el contacto y el cariño de sus familiares.
      Este relato está inspirado en mi madre, que falleció hace dos años de Alzheimer y en otros enfermos como ella que conocí durante su enfermedad.
      ¡Muchísimas gracias por tus bellas palabras!
      Besos apretados.

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