No pudo encontrar la paz jamás. Sus demonios lo devoraban por dentro. Éramos tan jóvenes que nos aplastó el miedo. Debía querernos, protegernos, pero actuaba con impunidad al llegar la noche. Se alimentaba de nuestra inocencia sin piedad. Temblábamos hasta el amanecer esperando que no viniera. Para sobrevivir anestesiábamos los sentimientos, ya que la ceguera que nos rodeaba enmudecía nuestro infierno. El tiempo nos hizo fuertes y el alma recuperó el aliento, pero entonces, comenzó su cuenta atrás hacia la dependencia.
Su cobardía suplicó clemencia ante la justicia de mis manos. Reconoció lo que habitaba mi mirada al tumbarlo en aquel hoyo, junto a cinco tulipanes púrpuras.
Relato escrito para la web estanochetecuento.com - ENTC
Convocatoria ENTCerrado 4... buscando la luz...
Un relato intenso y muy bien construido.
ResponderEliminarUn abrazo, Pilar
Muchas gracias, Ángel!
EliminarBesos muy apretados, amigo.
Como te comenta Ángel, muy intenso, pero muy bonito.
ResponderEliminarSuerte Pilar.
Besicos muchos.
La historia es dura, pero por desgracia demasiado frecuente.
EliminarMuchísimas gracias, Nani, por tus palabras.
Besos apretados.