Logramos
sobrevivir a su asedio atrincherados tras las puertas de casa. Agotaron todas las
municiones sin ningún éxito y empezaron a impacientarse. No esperaban encontrar
tanta resistencia. El invierno dio paso a la primavera y nuestra voluntad permanecía
inquebrantable. La vida floreció tras el cristal. Emocionados, abrimos las
ventanas. Cometimos un error imperdonable.
Desesperados,
cambiaron de estrategia. Atacaron a traición con sus
helicópteros. Arrojaron sobre la ciudad dormida su arma más letal y silenciosa.
Ante aquel masivo lanzamiento de corazones enamoradizos, no
tuvimos escapatoria. Nos rendimos ondeando banderas blancas en los balcones cuando
nuestros
latidos empezaron a enloquecer entre suspiros infinitos.
Imagen: "To Teheran with love" de Ann Lewis.
No hay arma más efectiva que el amor. Buena historia y buen título. Un abrazo, Pilar.
ResponderEliminarEl amor es letal e imprevisible.
EliminarMil gracias por tus palabras, Ángel.
Besos muy apretados, amigo.