En
todo ese tiempo nunca escuchamos el rumor del mar. La travesía resultó extrema
en aquel ambiente irrespirable. Crujía el casco, envejecido por años de luchar
contra las olas, mientras el corazón se agolpaba en nuestras gargantas. Asustados
y mareados solo deseábamos llegar. La situación empeoró durante la tormenta. Acabamos
vomitando hasta caer en la inconsciencia. Después, el barco se detuvo de golpe.
El viaje al paraíso había terminado.
Subimos
a cubierta entumecidos. El capitán nos había abandonado antes de encallar en aquella
playa. Caímos exhaustos sobre la arena.
Nos
acogió la esperanza cubriendo nuestro dolor con una manta roja.
Publicación de mi relato AL ESTE DEL EDÉN,
en el nº 10 de la Revista Valencia Escribe. Tercera era,
correspondiente al mes de diciembre de 2021.
Pues menos mal de las mantas rojas, qué capitán tan mala gente.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz Navidad
Muchísimas gracias, Albada.
Eliminar¡Feliz Navidad!
Besos apretados.
Tremendo relato.
ResponderEliminarMil gracias, Felisa.
EliminarBesos apretados.