Con
el manto a cuestas de la vejez, año tras año, regreso al olivo de mis inviernos.
Necesito recordar su fortaleza inflexible y cómo pudo retorcer en un abrazo sus
dos troncos para ser uno solo y dejó las partes más antiguas de sus pies
huérfanas de savia para que se endurecieran. A esos lugares, nido de plagas,
que parecen inquebrantables, que con los años se espuelan y se quitan
con mucho esfuerzo, en Jaén los llamamos «miseria». Y no había nadie más mísero
que yo. No tenía nada ni a nadie. Allí encontré cobijo y se forjó mi naturaleza
de hombre fuerte. Su presencia siempre fue imponente. Pero donde todos veían solo
un abollá, para mí era mi hogar. Sus acogedoras ramas arroparon mi
orfandad mientras su tronco abrigaba mi cuerpo desnudo. Me acurruqué en su seno
cálido y su savia calmó mi hambre. Con él aprendí los ciclos de vida de la
oliva y me transmitió toda su sabiduría centenaria sobre el aceite. Fue la
familia que no tuve. La desaparición de mis padres en aquel terrible incendio
sigue siendo un misterio. Dicen los jornaleros que eran inseparables y que
ambos murieron abrasados en el olivar. Jamás los pudieron encontrar. El viento
debió de esparcir sus cenizas entre el oleaje de los olivos.
Por
eso, a pesar de mi edad, aún me estremezco cuando acaricio su ajado tronco. Siento
que se cimbrea en mis manos, aunque no sea tiempo de cosecha, y cómo se
deslizan lágrimas de rocío y aceite de oliva por su piel de madera mientras, desde
su interior, dos latidos trémulos de emoción golpean al unísono mi pecho.
Relato presentado al V Premio Internacional de Relato Corto sobre Olivar, Aceite de Oliva y Oleoturismo.
Buena historia, Pilar. Yo me presenté durante la pandemia, sin éxito, pero es un concurso muy bien organizado. Suerte. Y un abrazo
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Ángel. Es muy difícil, pero me apetecía participar. Besos.
EliminarFascinante
ResponderEliminarMil gracias, Marí, por tu comentario. Besos.
EliminarEs muy bonito, Pilar. Estos árboles que me rodean y que hablan y gritan, cosecha a cosecha.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Cómo agradezco tus palabras, Nani, tú que amas los olivos. Mil gracias. Besos.
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