La noche era nítida y clara. Tumbados sobre la manta, rodeados de silencio, abrazados por la Constelación, esperábamos recibir aquél diluvio de estrellas a las que pedir mil deseos, cogidos de la mano, nos animaban a soñar con un futuro juntos.
Rodeados de aquel paisaje único, salpicado del rojoTajinaste, danzando sus sombras, como pidiendo compasión para sus sangrantes heridas, y vestido de un halo de misterio encendía nuestra imaginación.
Inmersos en aquella magia, todo resultaba perfecto, se respiraba romanticismo, y uniendo nuestros labios nos dejamos llevar…
El latido de nuestros corazones rompió el silencio, bajo las estrellas brilló la pasión.
(Relato publicado la 3ª semana de marzo en https://www.cincopalabras.com/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario