Yo había oído muchas veces hablar a los ancianos de que en algún lugar se podía vivir en absoluta libertad, sin fronteras ni alambradas, sin miedo a hablar. Allí no era necesaria la solidaridad porque no existían el hambre ni la pobreza. Todos eran iguales, convivían en tolerancia y las relaciones personales se llevaban a cabo derrochando amor y respeto por los demás.
Durante años viajé por el mundo en su búsqueda, por tierra, mar y aire, sin descanso. Pregunté a los científicos y a los sabios, pero no obtuve ninguna respuesta.
Solo en los libros logré encontrar su nombre: Utopía.
(Relato publicado la 2ª semana de agosto en
https://www.cincopalabras.com/ )
Palabras de Maribel Verdú.
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