Apenas una añoranza,
un silencio entre los dedos,
un sabor de luna.
Y regresas
a mi mirada, a mis labios
al borde de los tuyos.
Y anocheces
a la orilla de un suspiro
en el horizonte de mi espalda
Como llovizna de luz
inundas, de ti, de mí,
la ausencia que es herida.
Esa añoranza, colándose entre las rendijas del corazón.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias, Albada.
EliminarBesos apretados.