desnudo cada mañana
sin miedo a saltar al vacío,
ni atenaza mi garganta,
esa voz que me recuerda el olvido.
Contigo,
mis manos son palabras
y te dicen que sin ti muero de frío.
Si no amanezco en tu mirada,
todo duele, todo lo doy por perdido.
Contigo
no me asustan las batallas
si tu aliento me susurra al oído,
mientras versas sobre mi espalda,
que me amas con tus labios infinitos.
Bonito poema, felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo de amor y palabras.
EliminarMuchas gracias, Rafael.
Besos apretados.