Un suspiro de viento
mece la madrugada,
crujen los susurros
del viento ante el abismo
y aúlla la luna de dolor.
Nada detiene el llanto
de la noche ni la oquedad
del horizonte desnudo.
Nadie calma los nervios
de las olas ni enmudece
mi palpitar de mar.
Esa soledad sentida, dando pie a bellos versos.
ResponderEliminarUn abrazo
Mil gracias, Albada.
EliminarBesos apretados.